1. INTRODUCCIÓN
El método del número de la curva para la estimación del
escurrimiento directo de las tormentas está bien establecido en la ingeniería hidrológica y los análisis de impacto ambiental.
El método fue desarrollado en 1954 por el Servicio de Conservación de
Suelos del USDA (Rallison 1980), y se describe en la Sección 4 del
Manual de Ingeniería Nacional del Servicio de Conservación de
Suelos (SCS): Hidrología (NEH-4) ( SCS 1985).
La primera versión del manual que contiene el método
se publicó en 1954. Las revisiones posteriores siguieron en
1956, 1964, 1965, 1971, 1972, 1985 y 1993. Desde su inicio, el
método contó con el apoyo total de una agencia
federal y, además, llenó un nicho tecnológico
estratégico. Por lo tanto, se estableció rápidamente
en la práctica hidrológica, con numerosas aplicaciones
en los Estados Unidos y otros países.
Sin embargo, la credibilidad y aceptación del método
ha sufrido debido a su origen como metodología del gobierno,
que lo aisló efectivamente de los rigores de la
revisión por pares.
Aparte de la información contenida en NEH-4,
que no pretendía ser exhaustiva (Rallison y
Cronshey 1979), hasta la fecha no se dispone de
una descripción completa de los fundamentos
del método, a pesar de algunos intentos
recientes dignos de mención (Rallison 1980; Chen 1982; Miller y Cronshey 1989).
En las cuatro décadas que han transcurrido desde el inicio del método, la mayor disponibilidad de computadoras ha llevado al uso de modelos hidrológicos complejos, muchos de los cuales incorporan el método del número de la curva. Por lo tanto, surge naturalmente la pregunta: ¿Cuál es el estado del método del número de la curva en una jerarquía postulada de modelos de abstracción hidrológica? (Miller y Cronshey 1989; Rallison y Miller 1982). ¿Ha madurado hasta gozar de
una aceptación y un uso generalizados? O, como sugieren algunos de sus detractores,
está
ya obsoleto, es un remanente de tecnología antigua, y necesita una revisión o un reemplazo total
(Smith y Eggert 1978; Van Mullem 1989).
Una revisión eficaz del método requeriría una comprensión más clara de sus propiedades que la que se encuentra actualmente disponible (Woodward 1991; Woodward y Gburek 1992).
1. Examinar críticamente el método del número de la curva,
2. Clarificar sus bases conceptual y empírica,
3. Delinear sus capacidades, limitaciones y usos, y
4. Identificar áreas de investigación
en el método del número de la curva.
A lo largo de los años, la base conceptual del método del número de la curva ha sido objeto de apoyo y críticas. Un modelo conceptual comparte la simplicidad de los modelos
empíricos y la aplicabilidad más amplia de los modelos
físicos más rigurosos (Dooge 1977). Siendo conceptual,
el método del número de la curva es simple, y en esto
reside la raíz de su popularidad. Por otro lado,
es precisamente por esta razón que el método
no ha sido aceptado
entre los partidarios de modelos alternativos,
que incluyen los modelos con base física (Smith 1976).
A juzgar por la experiencia,
la elección entre modelos conceptuales y físicos
de abstracción hidrológica es difícil,
particularmente con respecto a la infiltración (Branson et. al. 1981; Savabi et. al.
1990; Hjelmfelt 1991).
Branson et. al. (1962, 1981), entre otros, ha argumentado que los modelos conceptuales más simples no son necesariamente inferiores a los modelos de base física más complejos. Este último puede hacer un buen trabajo al describir los procesos físicos, pero esto suele ser a expensas de los aspectos químicos y biológicos. En muchos casos, procesos como la formación de costras en la superficie, la contracción y el hinchamiento de suelos arcillosos,
gases atrapados, la estructura y descomposición
de las raíces y la macro y microfauna del suelo
pueden ser de tal importancia que invaliden en gran
medida un enfoque estrictamente físico para el modelado de la infiltración
2. MODELOS AGREGADOS VERSUS DISTRIBUIDOS
El método del número de la curva es un modelo de pérdida por infiltración, aunque también puede tener en cuenta las pérdidas por interceptación y
almacenamiento en superficie a través de su componente
de abstracción inicial. Como se desarrolló
originalmente, el método no está diseñado
para tener en cuenta la evaporación y la evapotranspiración (pérdidas a largo plazo).
Un modelo de pérdida por infiltración puede ser agregado o distribuido.
El modelo agregado agrupa las variaciones espaciales y temporales en un valor de
la profundidad de infiltración total para una profundidad de tormenta y
una cuenca dadas. El modelo distribuido describe tasas
de infiltración instantánea y/o local, a partir
de las cuales se obtiene finalmente una profundidad de infiltración
total mediante una adecuada integración en el tiempo y el espacio.
El método del número de la curva se desarrolló
originalmente como un modelo agregado (espacial y temporal),
utilizado para convertir la profundidad de la tormenta en
volumen de escurrimiento directo. Hasta la fecha,
se utiliza principalmente como un modelo agregado de la
manera especificada por el manual NEH-4 (SCS 1985).
Sin embargo, algunos investigadores, en particular Smith
(1976), Aron et. al. (1977), Chen (1975, 1976, 1982)
y Hawkins (1978a, 1980) han desarrollado fórmulas
equivalentes de capacidad de infiltración basadas
directa o indirectamente en el método del número
de la curva. Esto extiende efectivamente el método al
dominio del modelado distribuido, aunque las instancias de
este tipo de uso parecen ser relativamente pocas. Las
fórmulas de infiltración existentes como
Green y Ampt (1911), Horton (1933) y Philip (1957) describen
tasas de infiltración instantánea y/o local y,
por lo tanto, son adecuadas para el modelado distribuido.
Las ventajas relativas del modelado distribuido frente al modelado
agregado no son fáciles de discernir. Con respecto a las
capacidades de infiltración, la variabilidad espacial y
temporal que prevalece en casi todos los escenarios prácticos
no suele favorecer el enfoque distribuido, a menos que la naturaleza
de esta variabilidad pueda incorporarse específicamente al
modelo, lo cual no es una tarea fácil (Miller y Cronshey 1989).
El hacer caso omiso de esta variabilidad, o no contabilizarla de una
manera realística, equivale en un sentido real a agrupar.
Por lo tanto, los modelos agregados deben su existencia a nuestra
incapacidad para explicar adecuadamente la variabilidad
intrínseca de los fenómenos naturales. Lo que
esto significa en la práctica es que un modelo
agregado no es necesariamente malo. Más bien, es
una forma práctica de sustituir el proceso distribuido
más complejo mientras se intenta preservar las características principales del prototipo.
Una medición de la tasa de infiltración, o capacidad de
infiltración, por más precisa que sea, solo puede describir
la tasa en el punto de medición (Miller y Cronshey 1989).
La extrapolación a un área más grande equivale
a agrupar. De hecho, una profundidad de infiltración
concentrada es una declaración de una tasa de infiltración
promediada espacial y temporalmente (por pequeña que sea la
parcela de muestreo), con todas las ventajas y desventajas que
esto implica. La ventaja es que el método conserva
las características medias de los fenómenos;
la desventaja es que el método no describe específicamente
la variabilidad espacial y/o temporal. Sin embargo, se han
desarrollado algunas interpretaciones del método del
número de la curva en términos de la
distribución espacial de las profundidades
de pérdida (Hawkins 1982; Hawkins y Cundy 1982).
En la práctica, una cantidad aceptable de agrupamiento es función de la escala del problema.
3. CONVERSIÓN DE LLUVIA A ESCURRIMIENTO
La conversión de la lluvia en escurrimiento es la pieza central del modelado de aguas superficiales. Una expresión elemental de conservación de la masa es:
en la cual Q = escurrimiento; P = precipitación; y L= pérdidas, ó abstracciones hidrológicas.
La cuantificación de las abstracciones hidrológicas puede ser una tarea compleja. Éstas se dividen en cinco categorías:
Almacenamiento de interceptación en un entorno rural, por la vegetación, follaje, tallos y basura y en un entorno urbano, por las características culturales del paisaje;
Almacenamiento de superficie en estanques, charcos y otros lugares de almacenamiento temporal generalmente pequeños;
Infiltración al subsuelo para alimentar y reponer la humedad del suelo, el interflujo y el flujo de agua subterránea;
Evaporación de cuerpos de agua como lagos, embalses, arroyos y ríos, así como de la humedad en el suelo desnudo; y
Evapotranspiración de todo tipo de vegetación.
De estos cinco tipos de abstracciones hidrológicas, la infiltración es la más importante para el análisis de tormentas (a corto plazo). La evaporación y la evapotranspiración son las más importantes para las evaluaciones de rendimiento estacionales o anuales (a largo plazo). Las dos pérdidas restantes (interceptación y almacenamiento de superficie) suelen tener una importancia secundaria.
El método del número de la curva es un modelo de pérdida por infiltración; por lo tanto, su aplicabilidad se limita a modelar pérdidas de tormentas. Salvo modificaciones apropiadas, el método no debe usarse para modelar la respuesta hidrológica a largo plazo de una cuenca.
Ponce y Shetty (1995) han desarrollado recientemente un modelo conceptual del balance hídrico anual de una cuenca. El modelo logra la separación secuencial de: (1) la
precipitación anual en escurrimiento
superficial y humectación; y (2) la humectación en flujo base y vaporización.
4. MODOS DE GENERACIÓN DE ESCURRIMIENTO SUPERFICIAL
Para aclarar la base del método del número de la curva, se revisan aquí los procesos de generación de escurrimiento
superficial. El escurrimiento superficial es generado por una variedad de flujos superficiales y cercanos a la superficie, de los cuales algunos de los más importantes son:
Flujo Hortoniano de superficie,
Flujo de saturación de superficie,
Flujo a través del terreno,
Flujo de área parcial,
Interceptación directa en los canales, y
Fenómenos superficiales, como el desarrollo de costras, capas hidrofóbicas de suelo, y suelo congelado.
El flujo Hortoniano describe el proceso que tiene lugar cuando la intensidad de precipitación excede la capacidad de infiltración, generalmente al comienzo de una tormenta (o temporada), cuando es más probable que el perfil del suelo esté seco. La diferencia de intensidad de precipitación menos capacidad de infiltración es la intensidad de precipitación efectiva, la cual se convierte en escurrimiento superficial.
El flujo de saturación describe el proceso que tiene lugar después de que el perfil del suelo se ha saturado, ya sea por eventos de precipitación anteriores o por un volumen suficiente de lluvia dentro del mismo evento. En este punto, cualquier lluvia adicional, independientemente de su intensidad, se convertirá en escurrimiento superficial. El flujo de saturación generalmente ocurre durante una tormenta poco frecuente, o hacia el final de una temporada particularmente húmeda, cuando es probable que el suelo ya esté húmedo debido a tormentas anteriores.
El flujo a través del terreno prevalece en áreas densamente vegetadas con coberturas de suelo que contienen capas menos permeables, superpuestas a un lecho rocoso relativamente impermeable no meteorizado (Kirkby y Chorley 1967). Estrictamente hablando, el flujo a través de terreno no es un escurrimiento directo (superficial), ya que el flujo tiene lugar principalmente como flujo intermedio o flujo lateral inmediatamente debajo de la superficie del terreno. Sin embargo, la respuesta relativamente rápida del flujo a través del terreno ocurre en el
mismo período que el escurrimiento superficial y, por lo tanto, generalmente se considera como un modo de generación de escurrimiento superficial.
El flujo de área parcial se desarrolló a partir del reconocimiento de que las estimaciones de escurrimiento mejoraron asumiendo que solo la lluvia en una parte pequeña y bastante constante de cada cuenca de drenaje puede contribuir al escurrimiento directo (Kirkby y Chorley 1967).
La intercepción directa en los canales se refiere al escurrimiento
que se origina por la lluvia que cae directamente en los canales. Este modo de generación de escurrimiento
superficial puede ser importante en redes de canales densos, donde la intercepción directa de canales puede ser la fuente principal de flujo de arroyos (Hawkins 1973).
Los fenómenos superficiales incluyen procesos como el desarrollo de una corteza impermeable, capas hidrófobicas de suelo, y suelo congelado, que hacen que la superficie del terreno sea impermeable, lo que promueve el escurrimiento
superficial. Por ejemplo, una costra superficial puede desarrollarse después de la erosión por salpicadura en una cuenca hidrográfica erosionada, afectada adversamente por actividades humanas o un peligro natural como un incendio. Bajo un conjunto específico de circunstancias, incluido el tipo y la textura del suelo, el limo arrastrado por la erosión por salpicadura puede depositarse en la superficie y crear una costra delgada que eventualmente reduce la velocidad de infiltración a un nivel insignificante. Por lo tanto, cualquier lluvia adicional será convertida en escurrimiento superficial. Este modo de generación de escurrimiento
superficial es típico de ambientes semiáridos, donde pueden ocurrir grandes cantidades de escurrimiento
superficial aunque el perfil del suelo subyacente, debajo de una capa relativamente delgada, permanezca sustancialmente seco ("Influences" 1940; Le Bissonnais y Singer
1993).
5. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Los orígenes de la metodología del número de la curva se remontan a las miles de pruebas de infiltrómetro realizadas por SCS a fines de la década de 1930 y principios de la de 1940.
Sherman (1942, 1949) había propuesto graficar el escurrimiento
directo versus la profundidad de precipitación. Sobre la base de esta idea. Mockus (1949)
propuso que las estimaciones del escurrimiento
superficial para las cuencas hidrográficas no calibradas podrían basarse en información sobre suelos, uso de la tierra, antecedentes de lluvia, duración de la tormenta y temperatura promedio anual. Además, combinó estos factores en un parámetro empírico b que caracteriza la relación entre la profundidad de precipitación P y la profundidad de escurrimiento Q (Rallison 1980):
Andrews (informe no publicado, 1954), utilizando datos de infiltrómetros de Texas, Oklahoma, Arkansas y Luisiana, desarrolló un procedimiento gráfico para estimar el escurrimiento
de lluvia para varias combinaciones de textura del suelo, tipo y cantidad de cobertura, y prácticas de conservación. La asociación se denominó complejo cobertura-suelo (Miller y Cronshey 1989).
La relación empírica lluvia-escurrimiento
P - Q (Ec. 2) de Mockus y el complejo cobertura-suelo de Andrews fueron los fundamentos de la relación conceptual lluvia-escurrimienti incorporado en la primera versión de NEH-4 (Hidrología 1954). El método, referido como el número de la curva de escurrimiento, tiene las siguientes características:
La profundidad de escurrimiento Q está limitada al rango 0 ≤ Q ≤ P, asegurando su estabilidad.
Conforme la profundidad de precipitación P crece sin límites (P → ∞), la retención real (P - Q) se aproxima asintóticamente a un valor constante S. Este valor constante, denominado en NEH-4 como "retención potencial máxima", y aquí simplemente como "retención potencial", caracteriza el potencial de la cuenca para retener la humedad de la tormenta y, por lo tanto, su potencial de escurrimiento directo.
Una ecuación de escurrimiento relaciona Q con P, y un parámetro de curva CN, a su vez, se relaciona con S.
Las estimaciones de CN se basan en: (1) grupo hidrológico de suelo; (2) clases de uso y tratamiento del terreno; (3) condición hidrológica de la superficie; y (4) condición de humedad antecedente.
6. ECUACIÓN DE LA CURVA DE ESCURRIMIENTO
El método asume una proporcionalidad entre retención y escurrimiento, como sigue:
en la cual F = P - Q = retención actual; S = retención potencial;
Q = escurrimiento actual; y P = escurrimiento potencial, es decir, precipitación total. Los valores de P, Q y S se dan en dimensiones de profundidad. Si bien el método original se desarrolló en unidades habituales de EE. UU. (pulgadas), es posible una conversión a unidades SI (cm) (Ponce 1989). La precipitación P es la profundidad total de tormenta. El escurrimiento Q es la profundidad total de escurrimiento directo resultante de la tormenta P. La retención potencial S es la profundidad máxima de tormenta que podría ser extraída potencialmente por un sitio determinado.
En un caso típico, una cierta cantidad de lluvia, conocida como "abstracción inicial", se abstrae como intercepción, infiltración y almacenamiento superficial antes de que comience el escurrimiento.
En el método del número de la curva, esta abstracción inicial lα se substrae de la precipitación P en la Ec. 3 para dar lo siguiente:
Resolviendo para Q en la Ec. 4 se tiene:
el cual es válido para P > lα, es decir, después de que comience el escurrimiento;
y Q = 0 en caso contrario. Con la abstracción inicial incluida en la Ec. 4, la retención actual P - Q se acerca asintóticamente a un valor constante S + lα, a medida que la precipitación crece sin límites.
La Ecuación 5 tiene dos parámetros: S e lα. Para eliminar la necesidad de una estimación independiente de la abstracción inicial, se sugirió una relación lineal entre lα y S [SCS (1985),
y versiones anteriores]:
en la cual λ = relación de abstracción inicial.
La Ecuación 6 se justificó sobre la base de mediciones en cuencas hidrográficas de menos de
Con λ = 0.2 en la Ec. 6, la Ec. 5 se convierte en:
sujeta a P > 0.2S; y Q = 0 en caso contrario.
La Ecuación 7 contiene solo un parámetro, la retención potencial S, que varía en el rango
en la cual 1,000 y 10 son constantes elegidas arbitrariamente, con las mismas unidades que S (pulgadas). Resolviendo para CN:
Un CN = 100 representa una condición de retención potencial cero (S = 0), es decir, una cuenca hidrográfica impermeable. Por el contrario, un CN = 0 representa un límite superior teórico para la retención potencial (S = ∞), es decir, una abstracción infinita.
Sustituyendo la Ec. 8 en la Ec. 7, se obtiene la ecuación que relaciona el escurrimiento directo Q con la precipitación pluvial P, con CN como número de la curva, o parámetro de curva:
sujeta a P > (200/CN) - 2; y Q = 0 en caso contrario.
La Ecuación 5 se puede expandir para obtener lo siguiente (Chen 1976; Hawkins 1978b):
Esta ecuación revela que a medida que el escurrimiento
potencial crece sin límites (P - lα → ∞), la retención actual, excluyendo la abstracción inicial (P - lα - Q), se aproxima asintóticamente a la retención potencial S. Este es el principio básico del método del número de la curva, es decir, el comportamiento asintótico de la retención actual hacia la retención potencial para valores suficientemente grandes de escurrimiento
potencial. Hay que tener en cuenta que este comportamiento simula adecuadamente el flujo de saturación de superficie. A este respecto, Chen (1975, 1976, 1982) ha derivado una ecuación de infiltración basada en el método del número de la curva y la ha relacionado con la ecuación de infiltración de Holtan, que toma en cuenta explícitamente el almacenamiento disponible en el suelo (Holtan et. al. 1975).
En la práctica, hay algunas situaciones en las que la relación
lluvia de tormenta-escurrimiento no sigue estrictamente la Ec. 11.
En estos casos, ajustar un número de la curva a partir de los datos
puede resultar un desafío (Hawkins 1993). Modelos alternativos de
precipitación-escurrimiento como el siguiente:
han sido formulados (Fogel y Duckstein 1970; Hawkins
1942), pero el problema subsiste en determinar el coeficiente empírico b, preferiblemente en función de las propiedades productoras de escurrimiento. Un aparente inconveniente de la Ec. 12 es que a medida que
el escurrimiento potencial crece sin límites (P - lα → ∞), la retención actual también crece sin límites (P - lα - Q → ∞), simulando la capacidad de almacenamiento infinito, es decir, la retención potencial infinita. Esta misma característica la comparten las clásicas fórmulas de infiltración de Green y Ampt, Horton y Phillip, situación que ha llevado a que se les describa como sin fondo es decir, capaces de simular el flujo Hortoniano de superficie. Por otro lado, el método del número de la curva tiene un valor finito de almacenamiento S para todos los números de curva, excluyendo el caso especial de CN = 0, que es solo un límite teórico y no se usa en la práctica.
Los humildes comienzos empíricos del método del número de la curva no restan de ninguna manera su base conceptual clara. De hecho, es solo bajo un marco conceptual que
podemos discernir por qué las razones de retención
y escurrimiento deberían ser iguales (Ec. 3).
La igualdad de estas proporciones conduce a un modelo
conceptual en el que el número de la curva es el
único parámetro que describe el
proceso. A su vez, este parámetro es un substituto
de la retención potencial, una medida del
almacenamiento subsuperficial disponible, es decir,
de la capacidad de un sitio determinado para abstraer la lluvia de tormenta.
7. CONDICIÓN DE
HUMEDAD ANTECEDENTE
Un modelo conceptual funciona en la media, lo que implica que existe espacio para cierta variabilidad. El desarrollo temprano del método del número de la curva confirmó que esta variabilidad era real y que la misma cuenca podía tener más de un número de la curva, es decir, un conjunto de números de curva (SCS 1985; Hjelmfelt 1991). Entre las fuentes probables de esta variabilidad se encuentran:
El efecto de la variabilidad espacial de las propiedades de las tormentas y las cuencas hidrográficas,
El efecto de la variabilidad temporal de la tormenta, es decir, la intensidad de la tormenta,
La calidad de los datos medidos, es decir, los datos de P - Q, y
El efecto de las precipitaciones antecedentes y la consiguiente humedad del suelo.
Esto último fue reconocido en forma temprana como la fuente primaria o manejable de la variabilidad y, por lo tanto, llevó al
concepto de condición de humedad antecedente (AMC - SCS 1985).
Más recientemente, se ha hecho referencia al mismo concepto como la condición antecedente de
escurrimiento (ARC) para denotar un cambio de énfasis de la humedad del suelo al escurrimiento
("Urban" 1986).
Los números de la curva del manual original se desarrollaron a partir de datos registrados de precipitación-escurrimiento,
dados el grupo hidrológico de suelo, la clase de uso/tratamiento de la tierra y la condición hidrológica de la superficie. En el desarrollo del método se utilizaron datos diarios de
precipitación-escurrimiento correspondientes a la serie de inundaciones anuales en un sitio (Rallison y Cronshey 1979). Los datos se representaron como precipitación P en las abscisas y escurrimiento directo
Q en las ordenadas. El CN correspondiente a la curva que separaba la mitad de los datos graficados de la otra mitad se tomó como el número de la curva mediana para el sitio dado. Los valores del CN de las tablas NEH-4 representan el promedio de los valores de CN del sitio medio con el suelo, cobertura y la condición de la superficie indicados. La condición promedio se tomó como la respuesta promedio, que luego se extendió para implicar la condición promedio de humedad del suelo (Miller y Cronshey 1989). La dispersión natural de puntos alrededor de la mediana CN se interpretó como una medida de la variabilidad natural de la humedad del suelo y la relación precipitación-escurrimiento asociada.
Para tener en cuenta esta variabilidad, las gráficas P-Q se utilizaron para definir valores de CN envolventes o casi envolventes para cada sitio. Si bien los límites teóricos del número de la curva son CN = 0
(Q = 0) y CN = 100 (Q = P), los valores de CN envolventes reducen los límites a valores prácticos basados en la experiencia. Estos valores de CN envolventes se consideran los límites prácticos superior e inferior de la variabilidad esperada de CN para la combinación dada de suelo-cobertura. Por lo tanto, la condición de humedad antecedente se utilizó como parámetro para representar la variabilidad observada (Rallison y Cronshey 1979).
El número de la curva que se encuentra en el medio de la distribución es el número de la curva mediano, correspondiente a AMC 2 (potencial de escurrimiento
promedio). Éste es el número de la curva estándar que se proporciona en las tablas del SCS (SCS 1985). El valor bajo es el número de la curva seca, de AMC 1 (potencial de escurrimiento
más bajo); el valor alto es el número de la curva húmeda, de AMC 3 (mayor potencial
de escurrimiento más alto).
NEH-4 contiene una tabla de conversión (Tabla 10.1), la cual enumera los valores CN correspondientes de AMC 1 y AMC 3 para los valores de CN de AMC 2 dados. Los valores originales de esta tabla, contenidos en la edición de 1956 de NEH-4, se basaron en datos no modificados. Los valores de la actual tabla de conversión de AMC [en SCS (1985)] se han modificado ajustando líneas rectas en papel de probabilidad normal. Aprovechando este hecho, Sobhani (1975) y Hawkins et. al. (1985) desarrollaron correlaciones entre las retenciones de potencial seco o húmedo S1 y S3 y la retención potencial promedio S. Hawkins et. al. (1985) informó lo siguiente:
con r 2
con r 2 = 0.994, y Se = 0.088 pulg.Estas ecuaciones son aplicables en el rango 55 ≤ CN ≤ 95, que abarca la mayoría de los números de curva estimados o experimentados. La sustitución de la Ec. 13 y Ec. 14 en la Ec. 8 conduce a lo siguiente:
con r 2 = 0.996, y Se = 1.0 CN, y
con r 2 = 0.994, y Se = 0.7 CN. La relación biunívoca entre CN y S (Ecs. 8 y 9) hace que este último esté intrínsecamente relacionado con la humedad antecedente. Por lo tanto, la retención potencial es una medida de la capacidad de un sitio determinado para extraer y retener la tormenta, siempre que el nivel de humedad antecedente se haya tenido en cuenta en el análisis. En otras palabras, la retención potencial y su número de la curva correspondiente tienen la intención de reflejar no solo la capacidad de un sitio dado para extraer y retener la tormenta, sino también lo siguiente: (1) la historia reciente de lluvias antecedentes, o la falta de ellas, que puede haber causado que la humedad del suelo se aparte de un nivel promedio; (2) variaciones estacionales en las propiedades del escurrimiento; y (3) tormentas inusuales. En esta función, la humedad del sitio actúa per se como un substituto de todas las demás fuentes de variabilidad, más allá de lo que podría atribuirse al suelo, el uso/tratamiento del terreno y la condición hidrológica de la superficie. Hjelmfelt et. al. (1982) encontraron que la tabla de conversión de AMC describía el 90% (AMC 1), 50% (AMC 2) y 10% (AMC 3) de probabilidades acumuladas de excedencia de la profundidad de escurrimiento para una tormenta determinada. En otras palabras, encontraron que AMC 2 representaba la tendencia central, mientras que AMC 1 y AMC 3 explicaban la dispersión en los datos. Un análisis similar fue realizado por Gray et. al. (1982), usando datos de Indiana, Kentucky y Tennessee, y por Hawkins (1983), usando datos de Arizona y Utah. Hawkins et. al. (1985), interpretaron las categorías de AMC como "bandas de error" o envolventes que indican la variabilidad experimentada en los datos de precipitación-escurrimiento. ¿Qué nivel de AMC se debe utilizar en un caso determinado? Para este propósito, NEH-4 (SCS 1985) muestra el nivel apropiado de AMC basado en el total de precipitación antecedente de 5 días, para la temporada de inactividad y crecimiento (Tabla 4.2: "Límites de precipitación estacional para AMC"). Esta tabla se desarrolló utilizando datos de una ubicación no especificada y posteriormente se adoptó para uso general (Miller y Cronshey 1989). Desafortunadamente, la tabla no tiene en cuenta las diferencias regionales o los efectos de escala. Es probable que se requiera un período antecedente superior a 5 días para cuencas hidrográficas más grandes. Haciendo eco de esta limitación, SCS ha eliminado recientemente la Tabla 4.2 de la nueva versión del Capítulo 4, NEH-4, publicada en 1993. En la práctica, la determinación de AMC se deja al usuario, quien debe evaluar si una determinada situación de diseño justifica AMC 1, AMC 2 o AMC 3. Se entiende que AMC 2 representa una situación de diseño típica. Una elección de AMC 1 da como resultado un menor volumen de escurrimiento, mientras que un mayor escurrimiento resulta de una elección de AMC 3. Los manuales de diseño especifican la elección de AMC en función del período de retorno, con el nivel de AMC aumentando con el período de retorno. Por ejemplo, el Manual de Hidrología (1986) del condado de Orange, California, especifica AMC 1 para tormentas de 2 y 5 años, AMC 2 para tormentas de 10, 25 y 50 años y AMC 3 para tormentas de 100 años . Asimismo, el Manual de Hidrología (1985) del Condado de San Diego. California, especifica valores de AMC que varían entre 1.5 y 3.0 (en incrementos de 0.5) para un rango de frecuencias de diseño (5-150 años) y cuatro regiones climáticas: costa. estribaciones, montañas y desierto. Si bien SCS no respalda el uso de niveles fraccionales de AMC (Rallison y Cronshey 1979), la práctica existe y debe reconocerse. 8. NÚMEROS DE LA CURVA EVALUADOS A PARTIR DE LOS DATOS
Desde el inicio del método, varios investigadores han intentado determinar los números de la curva a partir de los datos de precipitación y escurrimiento de cuencas pequeñas. El objetivo ha sido verificar los valores de CN dados en las tablas estándar, o extender la metodología a otras cobertura de suelo y ubicaciones geográficas no contempladas en el manual NEH-4.
Para un par P y Q dado, la retención potencial S se calcula con esta ecuación, y el correspondiente CN es calculado con la Ec. 9. Hay varias formas de seleccionar los pares P-Q para el análisis. El método estándar, denominada serie de inundaciones anuales, es seleccionar la precipitación diaria P y su correspondiente volumen de escurrimiento Q (ambos en pulgadas) para las inundaciones anuales en un sitio (Rallison y Cronshey 1979; Springer et. al. 1980). Este procedimiento tiene la ventaja de que da como resultado un rango considerable en los valores de precipitación y escurrimiento. Las desventajas percibidas son las siguientes: (1) este tipo de datos no está disponible fácilmente; (2) los períodos de retorno de los correspondientes eventos de precipitación y escurrimiento no son necesariamente los mismos; y (3) solo hay un dato por año de medición. En ausencia de una serie extensa de inundaciones anuales, particularmente en las regiones semiáridas, algunos investigadores han optado por utilizar criterios menos selectivos para posibles eventos de tormenta, incluidos los eventos de período de retorno menores de un año (Woodward 1973; Hawkins 1984). Esta elección da como resultado muchos más datos para el análisis, así como valores de CN ligeramente diferentes en comparación con los obtenidos utilizando una serie de avenidas anuales (Springer et. al. 1980). La elección de la frecuencia de los posibles eventos de tormentas es objeto de investigación continua (Woodward y Gburek 1992). Otro enfoque para determinar los números de la curva a partir de datos es el método de emparejamiento de frecuencias (Hjelmfelt 1980). La tormenta y las profundidades de escurrimiento directo se clasifican por separado y luego se realinean según el orden de clasificación para formar pares P-Q aparentemente deseables de período de retorno igual. Sin embargo, los valores de escurrimiento individuales no están necesariamente asociados con los valores de precipitación causales (Hawkins 1993). 9. OTRAS EXPRESIONES DE LA ECUACIÓN DEL NÚMERO DE LA CURVA
El número de la curva de escurrimiento SCS se ha aplicado en muchos países del mundo. En unidades SI, Ec. 10 se convierte en los siguiente:
en la cual P (cm) se divide por R = 2.54 (cm/pulg), y el resultado del cálculo se multiplica por R, para dar Q en cm. Al ser adimensional, el número de la curva CN sigue siendo el mismo tanto en unidades SI como habituales de EE. UU. La Ec. 18 está sujeta a la restricción P > R [(200/CN) - 2]; y Q = 0 en caso contrario. Para obtener la ecuación numérica de la curva de escurrimiento para una variable λ, las Ecs. 6 y 8 se sustituyen en la Ec. 5 para obtener (Ponce 1989):
la cual está sujeta a la restricción P > (1,000 λ/ CN) - 10λ; y Q = 0 en caso contrario. La Ecuación 17 es aplicable solo para el valor estándar de abstracción inicial λ = 0.2. Para λ = 0:
En general, para λ > 0 (Chen 1982):
10. CRÍTICA DEL NÚMERO DE LA CURVA Existe una creciente literatura sobre el método del número de la curva (Bosznay 1989; Hjelmfelt 1991; Hawkins 1993; Steenhuis et. al. 1995). Bastará aquí enumerar las ventajas y desventajas del método. Las ventajas son:
Si bien es teóricamente posible que sus números abarquen el rango de 0 a 100, es más probable que los valores de diseño práctico validados por la experiencia estén en el rango de 40 a 98, con algunas excepciones (Van Mullem 1989). Esta es una ventaja considerable, porque restringe el único parámetro del método a un rango relativamente estrecho. Visto desde esta perspectiva, se ve que la estimación de un CN de diseño es de hecho un ejercicio empírico dentro de un marco conceptual. Tal ejercicio no es diferente al de estimar la C de Chezy o la n de Manning en el flujo en canales (Hawkins 1975). Las desventajas percibidas del método CN son:
11. NÚMERO DE LA CURVA: ¿HA ALCANZADO LA MADUREZ? Habiendo revisado sus fundamentos, su base conceptual/empírica y su rango de aplicabilidad, ahora se aborda el tema central de este artículo: ¿Ha alcanzado la madurez el método del número de la curva? Madurez implica utilidad, aceptación con defectos reconocidos, comprensión de sus capacidades y crecimiento continuo con posibles refinamientos eventuales. Se considera que el método ha alcanzado la madurez debido a lo siguiente:
12. RESUMEN El método del número de la curva de escurrimiento debe su popularidad entre los profesionales de la hidrología a su simplicidad, reproducibilidad y estabilidad, y el respaldo de una importante agencia federal de los Estados Unidos. En las seis décadas que han transcurrido desde sus inicios, han surgido interrogantes sobre su naturaleza y sus orígenes. Su adopción y uso en los Estados Unidos y otros países a nivel mundial, más allá del alcance previsto por sus desarrolladores originales, ha requerido que el método sea sujeto a un escrutinio minucioso. El método es un modelo conceptual de abstracción hidrológica de tormentas, respaldado por datos empíricos. Su objetivo es estimar el volumen de escurrimiento directo a partir de la profundidad de la tormenta, basado en un número de la curva CN. Este número, el cual varía en el rango conveniente 100 ≥ CN ≥ 0, es un substituto de la retención potencial, un parámetro conceptual que varía en el rango 0 ≤ S ≤ ∞. El método no tiene en cuenta la variabilidad espacial y temporal de la infiltración y otras pérdidas; más bien, los agrega en un cálculo de la pérdida de profundidad total para una tormenta y una cuenca dadas. El método describe tendencias medias, lo cual le impide ser perfectamente predictivo. La variabilidad observada en los números de la curva, más allá de la que se puede atribuir al tipo de suelo, uso/tratamiento del terreno y condición hidrológica de la superficie, está incorporada en el concepto de condición de humedad antecedente.
Las ventajas del método son: (1) simplicidad; (2) reproducibilidad; (3) estabilidad; (4) dependencia de un solo parámetro; y (5) capacidad de respuesta a las principales propiedades de las cuencas.
Las desventajas son: (1) marcada
sensibilidad a la elección del número de la curva;
APÉNDICE I. BIBILOGRAFÍA
APÉNDICE II. SIMBOLOGíA En este documento se utilizan los siguientes símbolos:
b = exponente en la Ec. 2, coeficiente en la Ec. 12; CN = número de la curva; CN1 = número de la curva, seca (AMC 1); CN2 = número de la curva, promedio (AMC 2); CN3 = número de la curva, húmeda (AMC 3); F = retención actual; Iα = abstracción inicial; L = pérdidas por abstracción; P = precipitación, escurrimiento potencial; P - Q = retención actual; Q = escurrimiento, escurrimiento actual; R = factor de conversión de unidades; r = coeficiente de correlación; S = retención potencial; S1 = retención de potencial, seco; S2 = retención potencial, promedio; S3 = retención de potencial, húmedo; Se = error estándar; y λ = tasa de abstracción inicial. |
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